Las primeras células
Desde una perspectiva bioquímica, tres características distinguen a las células vivas de otros sistemas químicos: 1) la capacidad para duplicarse generación tras generación; 2) la presencia de enzimas, las proteínas complejas que son esenciales para las reacciones químicas de las que depende la vida; y 3) una membrana que separa a la célula del ambiente circundante y le permite mantener una identidad química distinta.
No se sabe cuando aparecieron las primeras células vivas sobre la Tierra, pero podemos establecer una cierta escala temporal. Los fósiles más tempranos encontrados hasta el momento que se asemejan a las bacterias actuales, datan de entre 3400 y 3600 millones de años, alrededor de 1000 millones de años después de la formación de la Tierra. Aunque los fósiles son tan pequeños que su estructura puede observarse sólo con el microscopio electrónico, son lo suficientemente complejos como para dejar en claro que algún pequeño agregado de sustancias químicas habría transpuesto la zona de penumbra que separaba lo vivo de lo no vivo, millones de años atrás.
La energía que produjeron las primeras moléculas orgánicas provino de una variedad de fuentes existentes en la Tierra primitiva y en su atmósfera: calor, radiaciones ultravioletas y perturbaciones eléctricas. Cuando aparecieron las primeras células estas requirieron de un aporte continuo de energía para mantenerse, crecer y reproducirse. Los organismos modernos, y las células que los conforman, pueden satisfacer sus requerimientos de energía de alguna de estas dos formas: Los heterótrofos son organismos que dependen de fuentes externas de moléculas orgánicas para obtener su energía y sus moléculas estructurales. Al contrario, los autótrofos, no requieren de fuentes externas de energía, son capaces de sintetizar sus propias moléculas orgánicas ricas en energía a partir de sustancias inorgánicas simples. La mayoría de autótrofos, incluyendo las plantas son fotosintéticos, lo que significa que la fuente de energía para sus reacciones es el sol. Ciertos grupos de bacterias son quimiosintéticas, las que capturan energía liberada por otras reacciones inorgánicas específicas, para impulsar sus procesos vitales, incluyendo la síntesis de moléculas orgánicas necesarias.
Todas las células comparten dos características esenciales, la presencia de una membrana externa, la membrana celular, esta separa la célula de su ambiente externo. La otra es el material genético, que dirige las actividades de una célula y le permite reproducirse, transmitiendo sus características a la progenie.
La organización del material genético es una de las características que distinguen dos tipos fundamentales de células, las procariótas y las eucariótas. En las células procarióticas el material genético está en forma de una molécula grande llamada cromosoma. En las células eucarióticas, por el contrario, el DNA es lineal y forma un cierto número de cromosomas separados, más aún, esta fuertemente unido a proteínas especiales llamadas histonas, que son parte integral de la estructura del cromosoma. Dentro de la célula eucariótica, los cromosomas están rodeados por una doble membrana la envoltura nuclear, que los separa de los otros contenidos celulares en un núcleo bien definido. att Rafael Diaz
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